CAPÍTULO 12

Técnicas de prevención y tratamiento

 

Se han estudiado en los capítulos precedentes las características temporales y espaciales de la estimulación visual, que ha sido identificada como responsable de las molestias visuales. Pulsaciones de luz que se producen con tal rapidez que son percibidas como un flicker pueden desencadenar la sensación de malestar visual y cefaleas o migrañas, y frecuencias inferiores al flicker pueden dar lugar a crisis convulsivas. Por su parte, esquemas espaciales repetitivos, rayados, en bandas o líneas pueden tener un efecto similar al flicker.

En este capítulo se proponen algunas fórmulas o procedimientos para atenuar o prevenir los efectos desafortunados que ciertos estímulos desencadenan en algunos pacientes fotosensibles.

 

PREVENCIÓN DE LAS CRISIS EPILÉPTICAS POR FOTOSENSIBILIDAD

Los pacientes con epilepsia fotosensible corren el riesgo de sufrir crisis cuando están expuestos a ciertas pulsaciones de luz habituales en ciertas circunstancias o locales. La simple oclusión de los ojos por los párpados no es la protección suficiente. La luz que se difunde a través de éstos incrementa el área de retina expuesta al estímulo y puede incluso exacerbar los efectos.

Ya hemos mencionado anteriormente que no es suficiente la oclusión palpebral y es preciso recurrir a la protección con la palma de la mano (Jeavons y Harding, 1975) (86), ya que los efectos del flicker se reducen mucho cuando la estimulación es monocular.

El flicker procedente de la televisión es una de las principales causas de crisis convulsivas en pacientes sensibles. Éstos deben situarse a una distancia de la pantalla superior a dos metros o a tres veces la anchura de la pantalla del receptor. Si se ven obligados a situarse a una distancia menor, deberán ocluirse uno de los ojos con la palma de la mano. Es preciso recordar también que el uso de cristales polarizados ofrece un procedimiento selectivo y gratamente cosmético para prevenir el impacto de la luz procedente de la pantalla de televisión al seleccionar un ojo como receptor.

Algunas de las últimas aportaciones tecnológicas de la televisión, tales como el incremento de la frecuencia a 100 Hz y las pantallas de cristal líquido, pueden ser beneficiosas y reducir el riesgo de desencadenar crisis.

También se ha tratado el problema de los papeles pintados, tapicerías, etc. diseñados con listas, bandas u otros elementos decorativos que actúan como esquemas repetitivos con ritmo o cadencia determinados.

Existe la posibilidad de que ciertos cristales coloreados ayuden a prevenir los ataques en los pacientes fotosensibles. Es obvio que para su prescripción se debe recurrir a un centro adecuadamente provisto de elementos de exploración y con personal muy cualificado. Es aconsejable realizar un EEG para comprobar la eficacia de la protección.

 

CEFALEAS, MIGRAÑAS Y MALESTAR OCULAR CAUSADOS POR LA ILUMINACIÓN

Los pacientes sensibles a la iluminación fluorescente pueden recurrir a alguna de las soluciones siguientes.

Situar su puesto de trabajo cerca de una ventana, procurando evitar la luz directa del sol, ya que la luz del día reduce la profundidad de modulación del flicker.

Sustituir las lámparas fluorescentes más próximas por halógenas de tungsteno dirigidas hacia arriba o por lámparas incandescentes, que tienen menor modulación.

Incorporar un circuito electrónico de alta frecuencia en su sistema de iluminación.

Proveerse de cristales tintados especiales que reduzcan el nivel de pulsaciones luminosas que inciden en los ojos.

Se ha comentado el papel que pueden representar ciertos cristales tintados para reducir la pulsación. Aminoran la pulsación procedente de las muy difundidas lámparas de halofosfato (blancas calientes, blancas frías) pero no así de las lámparas de trifosfato (color 84, Polylux, etc.). En un estudio doble ciego se comprobó que el uso de cristales coloreados reducía las cefaleas en los alumnos de los colegios.

Existen grandes diferencias individuales en relación con la tolerancia para los cristales coloreados y para muchas personas resultan muy incómodo. Por tanto, es preciso hacer las pruebas suficientes antes de recurrir a tal procedimiento de protección.

 

CEFALEAS, MALESTAR OCULAR Y CRISIS DESENCADENADAS POR LA LECTURA

Los esquemas repetitivos pueden ser incómodos de contemplar y causar malestar ocular, cefaleas, migrañas e incluso crisis convulsivas. Hemos mencionado anteriormente la relación estructural entre un esquema listado y un texto impreso. Las molestias oculares, las cefaleas e incluso las crisis pueden evitarse mediante el empleo de una simple máscara diseñada para eliminar las líneas de texto no involucradas en la lectura inmediata. También se ha descrito el uso de cristales tintados o de suplementos para reducir la distorsión perceptual del texto (síndrome de Meares-Irlen). Se han recomendado las técnicas tintoriales del Instituto Irlen. En ciertos medios optométricos ingleses utilizan el «colorímetro intuitivo».

Una lámina plástica coloreada colocada sobre la página de un texto ofrece una fácil alternativa a los cristales coloreados. Incluso el Colegio Británico de Optometristas recomienda que antes de dotar a los niños de cristales de color se pruebe durante un tiempo con la lámina de plástico mencionada. Con este procedimiento se puede llegar a conocer con mayor precisión el nivel protector que en cada caso ejerce un tinte determinado. Las pruebas han demostrado que los datos que se obtienen con las láminas se pueden incorporar integralmente a los cristales entintados que se propone prescribir.

El sujeto sometido a la prueba decidirá cuál es el filtro más eficaz como protector, así como desestimar los no operantes (inoperantes) e incluso, perjudiciales. Cuando la lámina-filtro se muestra eficaz, es de un color complementario del más agresivo percibido en el texto. Cuando varias y diferentes láminas resultan eficaces, es preciso comparar minuciosamente su eficacia, incluso simultáneamente y bajo diferente intensidad de luz. El mejor ha de ser elegido después de un minucioso proceso de eliminación. Cuando el sujeto se beneficia del uso de una lámina de filtro coloreado, se observa un cambio de actitud frente al problema de lectura, mayor facilidad, más tiempo de dedicación a la lectura, mejor comprensión y una clara disminución de las cefaleas y molestias oculares. Este procedimiento previo, algo rudimentario, aparentemente tiene la ventaja de permitir acceder con mucha más precisión al tipo de cristales requerido y obtener mayor eficacia de la protección óptica correspondiente.

 

NOTAS

  1. Jeavons PM y Harding GFA: Photosensitive epilepsy: a review of the literature and a study of 460 patients. Londres: Heinemann; 1975.